A inicios de los ochenta, Abuelo freía el pescado con una “BUSI” (recordemos que este tipo de bombonas, se usan con un accesorio, una parrilla, sobre la que se apoya la sartén).
Una tarde Abuelo creyó que el gas se había acabado y tras un error de manipulación, la llama pasó directamente a la válvula de la bombona. Parecía un volcán. Abuelo se asustó. La cogió con sus manos y salió corriendo a la terraza, pasando antes por la barra. Imagínense la situación. Todos los clientes se alejaron aterrados.
Dominguito, ¡que explota!
¡Cierre el gas!
¡Póngale un paño encima!
Abuelo no reaccionó y siguió corriendo con aquella bomba hasta la playa, y, con el agua hasta las rodillas, zambulló la “BUSI”.
¡Vaya susto me pegó, Dominguito!